sábado, diciembre 05, 2015

Una transición tranquila. O sea, aburrida.





Pongámoslo así, estimados maricones, tres conceptos: transición, alternancia y alternativa. Transición llamemos al cambio de gobierno dentro de una misma corriente política (el caso, por ejemplo, de Menem en su reelección, a quien le entregó la banda presidencial el vicepresidente del senado, su hermano Eduardo; o el caso de Cristina en 2011, que se hizo entregar la banda presidencial por su hija, a la que aún ni siquiera le había inventado un pasado como talentosa cineasta).
La alternancia puede darse cuando se traspasa el mando desde un mismo partido político pero hacia corrientes políticas internas distintas, algo clave en nuestra corta y fragmentada democracia donde los partidos políticos son como las estadísticas de Kicillof: viven en Narnia. Donde todos somos felices, mi amor.


Alternancia puede ser el traspaso de Yrigoyen a Alvear, de Lastiri a Perón, de Rodríguez Saá a Duhalde.
Alternativa, es otro cantar. Es cuando se cambia de signo político. Alfonsín a Menem es casi el único ejemplo de la era democrática. Otro, que tiene mucho de transición aunque formalmente fue alternativa, es el traspaso más tranquilo de la historia: Menem a De La Rúa.
El segundo traspaso más tranquilo de nuestra historia - o sea, bajo nuestros cánones históricos patéticos que con candorosa histeria se suele pasar por alto- es también una mezcla de alternativa (es otro partido el que asume) y alternancia (propone mucho de continuidad en las áreas importantes: economía, deuda externa, relaciones internacionales, pobreza y  desigualdad social) y es el de Cristina a Macri, que es Mauricio. Así como Cristina es Fernández. No, perdón, es Kirchner, como toda feminista está contra el aborto y usa el apellido del marido.
El asunto del bastón de mando es una pavada desconcertante: ¿quién carajo toma en serio un debate en torno a esa estupidez? ¿Desde cuándo una discusión sobre Ceremonial y Protocolo entre dos ególatras enfermizos como Macri y Fernández incide  en la realidad cotidiana de los ciudadanos, queridos amigos?
Puro y tonto Relato del entusiasta apoyo del jovaterío del periodismo militante macrista.
Por cierto, el Relato Amarillo es increíblemente pelotudo.
¿No tienen un cuentito que pueda ser tomado en serio por mayores de 13 años, señores sin apellido con cara de ser más buenos que Bambi aunque vengan de macabras multinacionales que nos cagan a diario?



Entiendo que el Relato Amarillo busca ser pavote para contrarrestar la vagancia intelectual de los beliebers K, pero fuera de esos microclimas que se autogestionan con dinero ajeno y se necesitan para sobrevivir, hay un país entero al que estas cuitas le chupan soberanamente un huevo.
A mí también, además.
Y yo soy más importante que todo el pueblo junto, no hace falta recordárselos, pelotudos ambulantes.



jueves, diciembre 03, 2015

¿Se fue todo a la mierda?




La pérdida de solidez política y sustancialidad ideológica de los gobiernos de América del Sur que encabezaron el neodesarrollismo, predominante en todo Sudamérica, con prédica progresista, es un hecho comprobable, que solo los ciegos de vocación impugnan con su obstinada y contraproducente negación, password elemental para incorporarse a cualquier secta y recibir las dádivas espirituales del caso. Incluso, algunos, como en el caso Argentino, perdieron todo. Pero la negación, en vez del análisis frío y propositivo,  deja poco espacio para la reflexión, volviéndose una calesita que no va a ningún lado , aunque puede viajar, gracias a la imaginación, a cualquier estratósfera de ocasión.
Se puede situar esta posibilidad de debacle políticamente a partir de la muerte de Néstor Kirchner, el fin de la presidencia de Lula y la muerte de Chávez.  Económicamente, se puede situar en la caída de los precios de los productos primarios en el mercado mundial.  Culturalmente, en la fatiga por la corrupción, el nepotismo y el corso idiota. Socialmente, en que jamás se modificó la desigualdad estructural aunque en momentos sí se mejoró la situación económica de los deciles más débiles y su correlativa, hasta cierto punto, autoestima.
Probablemente, la causa sea múltiple y encierre, con matices, distintos grados de cada variable.
Pero ante los hechos, basta corroborar, además, que ni la integración regional ni el condimento indispensable para cualquier desarrollismo, así sea "neo", que es la industria, lograron estándares de calidad ni sustentabilidad si cambiaban, como está, aunque aún tibiamente, sucediendo, si cambiaban los precios internacionales.

La manufactura de esclavos que administra burocráticamente la dictadura más grande del mundo, China, posibilitó tanto la suba de los precios de los commodities como un freno a la industrialización de sus principales vendedores de materia prima, ubicados en Sudamérica y África. Así, China, la dictadura capitalista más grande y feroz del mundo, comandanda por el Partido Comunista,
logró sentarse a la Mesa de los Galanes que juegan al poker con el mundo entero. La democracia y los derechos humanos son enunciados de psicópatas a la hora de la verdad. China es una manudictafactura.
Pero esa manufactura de esclavos bajó tanto los precios de los productos industriales de mano de obra intensiva, que imposibilitó el desarrollo industrial, mientras en Sudamérica crecía el sector "Servicios" como complejo vinculado a lo agrotécnico y, a veces, agroindustrial.
Con estas viejas categorías se podía ver que el modelo económico redefinía los cuellos de botella expresados en otra vieja teoría, la de la dependencia.
Las guerras en Medio Oriente que desencadenaron las invasiones anglosajonas, hicieron subir el precio del petróleo, lo que terminó siendo usado con habilidad por Estados Unidos para equilibrar relaciones de fuerza con Sudamérica, Rusia, Venezuela, Irán y varios países más, con repercusiones claras en la Argentina de Chevrón.
Pero también fueron esas desastrosas matanzas en Medio Oriente el vehículo de distracción, la condición de posibilidad de la emergencia de los gobiernos neodesarrollistas en Sudamérica.
Ambos efectos chinos y yanquis, a favor y en contra del proyecto neodesarrollista sudamericano, coincidieron con, primero, la emergencia de Lula, Chávez y Kirchner, luego, en su fase contraria, con los cachivaches de Maduro, Dilma y la mamá del diputado Larry de Play.
En esta segunda fase, encima, aparece Susanti Pancho a salvar el quebrado estado Vaticano, la teocracia de pedófilos que necesitaba, urgente, un ambicioso telepredicador con habilidad para las selfies, capaz de recaudar dinero y suturar las pérdidas, a la vez que incidir en el debate interno sobre si la Iglesia Católica debe cerrarse en sus dogmas para sobrevivir, en un mundo que de tanto relativismo aún tiene parias que necesitados de una identidad prefieren rezar 10 avemarías por engañar a su esposa que entrar con un chaleco de bombas a una estación de trenes a  la espera de 70 vírgenes en el más allá. En el más acá solo quedan 70 pedacitos irreconocibles de carne humana. O bien abrirse a los "católicos no practicantes"; esto es, los principales enemigos de la curia realmente existente: los que creen en los postulados cristianos y católicos pero no, casualmente, en esa curia que los odia. La renuncia del anterior Papa, un cruzado de esta posición sectaria, saldó el dbate. Se alinearon los planetas y acá están los resultados.
La austeridad y apertura de Susanti Pancho terminó de demoler cualquier esperanza redentora en los neodesarrollismos dirigidos por una oligarquía política dedicada al delito y sin un proyecto que no atrase: ni ideas novedosas, ni creatividad ni mística. Esto parece tierra arrasada.
Y es el comienzo.
Es una pena.

sábado, noviembre 28, 2015

El fin del peronismo




Así como el kirhcnerismo no se explica sin la implosión de la UCR tras el desastre que heredó De la Rúa del entonces presidente Menem, la victoria del PRO no puede entenderse sin entender la desaparición del peronismo.
Ya con cierta distancia presupuestaria de los delirantes sermones de la vieja, la ortodoxia peronista conservadora del norte preparaba el fuego para asar el oso que aún Scioli no había cazado. Y jamás cazó. Aunque la piel ya la vendieron.
Solo quedó en pie el ala conservadora del peronismo: los gobernadores del norte que necesitan imperiosamente que la Nación les preste papeles pintados para pagar el aguinaldo. Ese es todo su horizonte político. Pero la cosa aún puede empeorar: ungir a Fellner contra Aníbal Fernández en ese Club de Perdedores que se ufanan de ser la nación, lo popular, un frente y para la victoria; es lo mismo que regalar el peronismo conservador a Macri.
Oh, sí, el que va a resistir mucho va a ser el comandante revolucionario Urtubey y el Camilo Torres del Vaticano: son capaces de tirar a la basura los cheques siempre y cuando la transferencia sea electrónica.
La oposición social a Macri no querrá cargar con el lastre de Cristina Fernández, entre otras cosas porque todo indica que el modelo industrial con matriz diversificada y movilidad social ascendente (traducido: vendemos soja y petróleo y la mitad del país vive bajo la pobreza, según los cánones alemanes) continuará, solo que probablemente se termine la acefalía presidencial. Eso y todo la runfla de ladrones. Veremos.
¿Puede sobrevivir el peronismo? Sí, claro. Todo país necesita un partido de los pobres, un universo simbólico y aspiracional que si no lo ocupa a política, sucede lo que hoy sucede en los sectores populares: los maneja la policía, con la colaboración estratégica de las redes internacionales del narcotráfico, la amenaza de bajezas de exclusión aún más pronunciadas y las distintas iglesias regalando manuales de autoayuda para gente predispuesta a la resignación en un país con altísimas tasas crónicas ya de desempleo y la mitad de los trabajadores en negro. Sobre ese matorral de angustia se establecen redes de supervivencia marcadas por la violencia, la explotación y la aplicación antojadiza de la ley, hecha y derecha contra esos sectores.
El problema es que todo eso termina transando en el territorio con el peronismo realmente existente una convivencia inmobilizadora, mientras las turbinas del sistema económico están ajenas a estos suburbios y siguen generando desigualdad social, cultural y educativa ampliando la brecha entre incluidos y excluidos, quizás como nunca antes en la historia de la especie humana.
Esos dos mundos, los pobres y los ricos, no son antagónicos porque no los regula la lucha de clases sino la díada exclusión-inclusión. La grieta verdadera. Que es una sensación de grieta, porque la mayoría vive en el medio de esas dos tensiones, haciendo de ese intermedio una tríada demoledora de las viejas certezas, mitos y construcciones sociales que pretendieron dar por cierta durante un siglo y algo la existencia, dentro de la República Argentina, una Nación Argentina que aún espera ser conformada, aunque nadie, ningún sujeto social concreto, hoy lo necesita. Así que no termina de ser más que la materialidad de elucubraciones literarias.
Al perder, el peronismo, patrimonio simbólico como Partido de los pobres, el peronismo tenderá a fusionarse con los nuevos tiempos. El problema, muy parecido al debate al interior de la Iglesia Católica y la religión judía, es que adaptarse a los nuevos tiempos implica desaparecer. Cerrarse en sí mismo, implica reducirse. Intensidad versus despliegue. El dilema de la supervivencia de todo grupo humano que pierde su función social.
Al no ser los trabajadores sindicalizados un sujeto social de importancia en el país real, al no tener sentido una alianza con cualquier sector que se quiera de las fuerzas armadas y al perder predicamento entre los humildes el catolicismo (no la fe ni el cristianismo); el peronismo se fue diluyendo como razón histórica. La narrativa de los beliebers K, anclados en Palermpo y soñando con una década del 70 completamente imaginaria, falaz y encima heroica, no quedaba otra que esta capitulación sin gloria, sin honor y sin sentido hacia el Arca de Noé que era el gobierno de la provincia de buenos Aires.
El Arca no la maneja ya Noé. Hay un nuevo Capitán.
Subirse es dejar de existir, bajarse es quedarse solo.

viernes, septiembre 04, 2015

El pobrezismo




El Pobrezismo es un amplio y transversal espacio cultural que, en sus razones últimas, jura y recontrajura que quiere erradicar la pobreza. Completamente. Hasta que no quede ninguno. lPero ninguno, ninguno, ninguno.
Y deletrea con orgásmica pasión y un toque justo de pena una catarata de eslóganes vacuos en los que, a juzgar por el brillo de sus ojos, parece creer: educación, igualdad de oportunidades, inversiones genuinas, asociación público-privada, incorporación de valor agregado, desarrollo...
Al principio, incluso, es probable que el pobrezista haya hecho algo concreto contra la pobreza. Antes de vencerlo el cinismo quizás dio apoyo escolar, se movilizó con organizaciones villeras, formó cooperativas, enseñó oficios, leyó la literatura de ocasión y cantó, soñando un mundo mejor, todo el repertorio del folklore progresista.
Llegó, quizás, a amar la pobreza como una bendición de Dios.
Mientras la pobreza aumentaba. Y aumentaba. Y aumentaba.
Pobreza Estructural. Nueva Pobreza. Pobreza Extrema. Pobreza Racial. Pobreza de Género. Pobreza Infantil. Pobreza para todos los gustos y colores, multiplicándose sin ton ni son aquí y allá. Hasta volverse insoportable.
Pobreza. A la que nombra con eufemismos varios, para no estigmatizarla: son "la materia pendiente", son "lo que falta", son "la herencia recibida", son "nuestro querido pueblo"... Es muy difícil que les digan, que los nombren, sencillamente, por lo que son: pobres.
Porque para el pobrezista lo que no se nombra, no existe.  Por eso hasta erradica la pobreza. De las estadísticas. Y las culpas. Esa especie de INDEC del alma que alguna vez le causó dolor. Hasta que comenzó a fraguar las estadísticas de su corazón.
Así ¡PUM! por arte de magia, dejaron de existir los pobres. No los Pobrezistas, esos siguen existiendo y a menudo, hasta se hacen homenajes por ser tan buenos y querer tanto a los pobres.
Claro que aunque no los nombran sí hablan en nombre de ellos. De hecho, andando el tiempo, el pobrezista habla en nombre de los pobres para enriquecerse. Es decir, que si realmente no hubiera pobres, el pobrezista no sería rico. O sea que, si el pobrezista terminara con la pobreza, la pobreza terminaría con él. Está bien entonces que no los nombren por su nombre: nadie está obligado a declarar en su contra.
El pobrezismo, que es el tío canchero del progresismo, necesita tanto a los pobres que no puede ser otra cosa que conservador. Eso sí, popular. Conservador pero popular. Muy popular. Cumbia, show y fútbol.
Ojo, no es que los pobrezistas sean demagógicos. No, tienen un modelo, un proyecto, metas y logros que defender y bancar. Su modelo se llama "vivir con lo nuestro". Claro que lo entienden a su manera.
Y efectivamente viven con lo nuestro.
Lo bien que viven.

Esto con De La Rúa no pasaba...



El sciolismo explicado a los niños

miércoles, agosto 26, 2015

El dotor oflador




No, en realidad, si bien condeno la represión, hay una conspiración de la CIA y TN, que como todos sabemos, calan muy fuerte en Tucumán. Bueno un poquito de represión sí hubo. Son excesos policiales. La policía se zarpó. Pero también, hay que entender, prestá atención, hay que entender lo que está en juego. Es mucho. Por ejemplo...
Urnas quemadas, ok, pero eso no es fraude. Fraude, técnicamente es: -------
Sí, el clientelismo, es más complejo. Bueno, los datos de pobreza. Un poquito repudio eso. Pero en los noventa. Ah, sí, pero viste cómo son las provincias. Siempre hay denuncias así.



Pregunta: ¿cuántas banderas éticas, políticas, ideológicas y culturales se resignan para qué? ¿Para ésto? ¿Para defender al Dotor Oflador? ¿Defenderlo de quién? ¿Del pueblo? ¿De una parte del pueblo?
Mirá vos.
Les deseo la mejor de las suertes.

martes, julio 28, 2015

¿Esto era nomás?




La nueva política es aburrídisima. Aunque nunca se termine de definir, siempre aparece por izquierda o por derecha, pro Frepaso o por PRO, algo así, que instala en el imaginario cultural que rodea la cosa pública una nebulosa separación de bienes con línea temporal: lo nuevo es bueno, lo malo es viejo.
Cada tantos años, esto se repite. Sin que derive en nada concreto. La ilusión de transparencia, en la plenitud de su sentido, es inherente al tiempo que nos toca. Trasladarlo como promesa al campo de la política es atractivo pero irresponsable. Termina estallando contra sus propias contradicciones.
Pero además, aburre. Ese es su suicidio y su trastorno. Porque nace de un malestar pequeño burgués, que en esta época criminaliza literariamente el aburrimiento para que a fuerza de repetición, termine aburriendo.
Fin.

lunes, julio 27, 2015

Todavía me divierten ciertas cosas

HOY ME HICIERON UN ESCRACHE, POR LUCAS CARRASCO




Por Lucas Carrasco


A ver, cómo encaro esta nota. Sé que va a ser muy leída, que corro el riesgo de que sea utilizada por tal o cual y que, también, también sé eso, sé que todo me chupa un huevo.
Arranca en Paraná. Donde escuché bombos y cánticos contra el gobernador, hace dos horas. Me puse la campera, guardé los cigarrillos, el teléfono personal y salí. No llevé la libreta ni el teléfono que me sirve para trabajar -grabar audio, video, fotos, todo eso que hacen los teléfonos hoy, que ya no son una extensión simulada de las manos ni la voz, sino de una oficina de un superperiodista: y yo lo soy, jeje, soy un superperiodista, no porque sea bueno (solamente) sino porque sé editar, sé diseñar, sé escribir, sé de tecnología, de sistemas, de redes y de cultura y de ciencia política: menos sobre modestia, sé de todo un poco y puede que no sea muy bueno en mi trabajo, pero soy rápido, rapidísimo para hacerlo y hoy, chicas bellas que pueblan los canales de cable, eso se valora más, con las nuevas tecnologías: vale más el vértigo que la precisión, axioma que los lentos confunden con talento...¿y de qué sirve tener las cualidades necesarias para un momento dado en tu vocación? Para reírse. Para burlarse de la gente que te lee, de los colegas, de los adversarios, de los amigos, para decir y escribir lo que se te cante las pelotas y ser leído  y odiado y amado y olvidado y recordado- y me comí dos escraches. Dos. 
¡Recórcholis, Batman!


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domingo, julio 26, 2015

Es gracioso.

Gracia y Brasil hicieron más o menos lo mismo que la vieja, que quiso postular como su sucesor a Larry de Play y así le fue, de pedo si es candidato -a perder, pero entrar igual- a los fueros por Santa Cruz. Ganaron con un discurso de izquierda y un gobierno anterior de izquierda, giraron luego a la derecha y quedaron a la deriva.
Lo que no está muerto es el ciclo, entendiendo por tal a la cosmovisión que se asienta, durante un determinado lapso, como paradigma en la sociedad.
Tienen, en todo caso, problemitas electorales los Kirchner. Y eso pone histéricas a los que viven de la próspera industria de adular a una señora con tanto problemas para que el pueblo le crea que realizó un gobierno maravilloso, que hace un cadenazo por semana, inaugura semáforos, oculta las cifras de pobreza, miente descaradamente en la inflación, asesina fiscales -sin pruebas, pero sin dudas- y aparta a los jueces que hurgan en su actividad delictiva.
Como si eso fuera poco, aplaude de pie a su máximo enemigo: Daniel Scioli. 
Es gracioso.