¿Quién hizo la devaluación?

Hablemos en serio. Dejemos de lado, por un segundo, la lucha entre los diversos dueños de los medios y empleados de políticos -a esta altura decir empleados de "proyectos políticos" sonaría muy cínico- para tratar de reconstruir la historia de la devaluación, feroz ciertamente, que como es sabido, derivará en una lucha sindical, donde el poder adquisitivo se recuperará en parte, con lo cual el ajuste lo pagarán los trabajadores más precarizados regando el país de cartoneros. Viva la patria.

El miércoles por la mañana llamó mucho la atención de un fuerte operador de la City porteña la presencia, en medio de la ola de calor, de un hombre vestido con sobretodo blanco, sombrero panameño color crema, botas tejanas, anteojos oscuros y dos valijas.
Las valijas eran de cuero. Grandes. Todo indica que fueron compradas, esas valijas, en el exterior.
El hombre parecía comunicarse con un teléfono en modalidad sin manos.
Recordemos que la térmica llegaba a 50 grados. Y el hombre tenía, más que sospechosamente, un sobretodo.
Según otro testimonio, del cuello de la camisa le sobresalía una especie de antena, del tamaño de una aguja gruesa.
Pero avancemos.
Aparentemente, y acá un viceministro que pudo ver toda la situación me ayudó a reconstruirla, el hombre iba armado.
¿A qué voy con todo esto?
Paciencia.
Lector, paciencia.
Mi pregunta, al viceministro (un amigo de mi fugaz paso por la UBA, por razones obvias no diré su apellido) fue, antes de que continuemos con esta explicación, cómo supo que iba armado.
-Porque sacó el arma!
Yo me reuní hoy a las 7 de la mañana, a pedido de él, en un bar de Flores, para que nadie nos vea. Al final la reunión fue una plaza de la zona, por que no había luz. Igual, el asunto pasa por otro lado.

Aparentemente -de esta parte del relato no me hago cargo- sacó una pistola, se sentó sobre un cantero, dejando las valijas a un costado. Uno de los tantos mendigos de la zona, que en la CABA llaman trapitos por alguna curiosa convención normativa del lenguaje, agarró una valija y empezó a correr entre el gentío.
El hombre de sobretodo blanco sacó su pistola y tiró algo así como un rayo, de color verde, fosforescente, que paralizó al ladrón en plena calle, tirando la valija que al caer, se abrió, llena de dólares. Inmediatamente, todos agarraron dólares, que fueron a venderlos en las cuevas y casas de cambio.
Más o menos a los 5 minutos bajaron 3 naves espaciales, parecidas a un sobrero de campesino chino, sobre calle Reconquista. Inundando, literalmente, la calle de pesos. Con la cara de Evita. Modelos Ciccone Calcográfica. La calle, que estaba vacía por que todos estaban veniendo dólares, tapó las puertas de las casas de cambio. Cuando los operadores empezaron a poder abrir un poco la puerta de las cuevas, les cayeron, sobre el piso de las casa de cambio, un montón de billetes que en el quilombo todos empezaron a agarrar, las puertas finalmente se rompieron, todos empezaron a transpirar por el calor de afuera y a vender esos pesos por dólares.
Mientras tanto, el ministro de economía, Remes Kicillof, estaba reunido con el presidente de la Asociación de Críticos Cinematográficos de Corea del Sur, analizando unos zócalos.
Entró un colaborador:
-Ministro, está 8,40
-Hágalo pasar.