Por qué Carrió apoya el Plan Progresar

Si alguien sale  pegarle a Carrió, el Cuervo Larroque -como ya salió en defensa de Franco Macri- se encargará del asunto. Je. No creo. Pero es una linda chicana.
En fin, hablando en serio: bien por Carrió que al final sale de esa oposición cerril que no la condujo a ninguna parte (excepto a la sobreviviencia en política y a dejar sin Senador por la CABA al kirchnerismo, jeje).
¿Qué es lo que busca Carrió?
Que Massa no corra por izquierda al gobierno, un gobierno tan corrido a la derecha que Massa les mete, en el medio de la relación -complicada- de Caló y la CGT oficial con la estrategia gubernamental de ajustar vía inflación, la CGT de la de la industria, quedó entrampada por Massa en la discusión por los despidos. Mejor aún: la discusión por el temor a los despidos. Que es el principal temor de la Generación de la Motito, esa clase social emergente, que ascendió socialmente de las más altas escalas bajas hacia ese sueño dorado del argentino promedio: habitar la clase media, así sea como furgón de cola de lo que técnicamente es la clase media baja. Para que ese temor al despido sea conjurado.
La Generación de la Motito es el producto más genuino y positivo de esta década (en ese sentido, sí: ganada). Y por sus condiciones de posibilidad, teme esencialmente perder el trabajo.
Dado que en los años lindos del kirchnerismo, esa clase social, la Generación de la Motito, tuvo en ciertos nichos una retribución acorde a su esfuerzo laboral aunque no a su educación. Lo cual, aclaro, me parece justo.
Se esfuerza más un albañil que un arquitecto.
Aunque esa es otra discusión. Sigamos.
La Presidente está respondiendo a los quilombos de diciembre. Entiende el condimento de exclusión social y cultural que los alimentó.
La respuesta es poca, ineficaz y errada. Por eso su discurso se llenó de referencias académicas como la tasa de Gini, aún cuando este programa no moverá el amperímetro. Le habla a otro público. Pero volvamos a qué es la Generación de la Motito
Que es lo mejor del kirchnerismo y es lo que está a punto de explotar: latentes las jornadas de diciembre por que ninguna causal se modificó para bien.
Dicho de otra manera: los que fueron a saquear hace un mes -cuando estaba desaparecida Cristina, no por los diarios, sino por vacaciones- seguramente conocen un remisero, un camionero, un recolector de basura, un cana, un dealer con acceso a barrios ricos, un maestro mayor de obra. Que cobran un salario alto, comparado con la degradación de las últimas décadas. Paulatina pero inexorable, con los bombazos a la economía de los trabajadores, de las crisis recurrentes.
Un médico, un cobrador de alquileres (jeje) un diplomático, un ingeniero, un coronel, un bloguero K, tienen más posibilidades de mutar de locación laboral si son despedidos o la devaluación les quita poder adquisitivo. Tienen otro horizonte, además. Más relaciones, más contactos, algún ahorro o algún familiar, qué se yo: dependen menos, por ejemplo, de los subsidios. Aunque son los más subsidiados de la Década Narrada. También los más antiK. Son, para llamarlos de algún modo, la Clase Jesusa
Massa, que tuvo votos de la Clase Jesusa mayormente, pero también una parte de Generación Motito (donde jamás llegará la cultura radical, entre otras cosas porque no se lo propone) provocando la derrota de Cristina, le habla a la Generación de la Motito con su proyecto de prohibir los despidos y a la Clase Jesusa con su propuesta de eliminar las retenciones.
Carrió entiende que el Plan Progresar no tendrá impacto en la Generación de la Motito, supuesta destinataria que tendría que ponerse a estudiar a cambio de 24 kilos de pan al mes, pero sí sobre la Clase Jesusa, que creerá que se está haciendo algo.
Que roban por que no estudian. Y no por la brutal desigualdad que soportan.