Las promotoras de Cristina

Con invariable pelo teñido se sumaron a La Cámpora porque entre gordos derrotados de UPCN pueden ejercer la prostitución política sin culpas, ayudando a nuestros hermanos pobres y hasta aspirar a ser como Moria o Cristina, alguien de la tele.
Sin ningún talento, a menudo estudiantes de abogacía, tiene vocación de farándula y la militancia les allana el camino. Les aburre la política. Carecen de formación. Participan de 3 reuniones al día y después son secretarias de algún poronga que no va nunca a trabajar. Le atienden el celular y le sacan turno para masajes.
Son capaces de llorar con discursos de Cristina, aman a los militares, le creen cualquier verdura a los setentistas y se toman en serio todo lo que diga lo peor y más mercenario de la prensa oficialista. Rial, Viale, Ventura son sus referentes. No leen diarios. No escuchan radio. Menos libros. Miran tele. Mucha. Y hacen análisis de medios. Malos. No entienden de qué hablan. Pero viven contentos. Son incapaces de ganar nada. No traen un voto. Son la antipolítica más reaccionaria pero lloran mares si ven la película de Cristina en donde aparece Néstor y nadie les va a sacar de la cabeza que Perón era gayfriendly. Se saben todos los puteríos. Desconocen qué pasa fuera de sus narices pero suben a facebook fotos en París, Roma y San Telmo con la hija de Cristina en algún acto. Son feministas media hora. Compran la revista Gente. Hacen como se indignan con las tapas de Noticias. Creen verdaderamente que Cristina sufre si los diarios hablan de inflación. Aceptarían la pena de muerte para estos casos. Revolotean cuando acto o actito haya. Buscan un novio. Un buen sueldo. Una revolución. Y tienen miedo hasta de su sombra.
Hoy están escondidas.
Esperando que todo pase.
De una vez y para siempre.