Massa, opositor

Casi todo el poder simbólico de Massa ya tuvo sus efectos: por ejemplo, hablar de la reelección de Cristina es imposible. Quizás eso explica que la presidenta se haya postulado a jueza, dejando claro que el destino de lo que conduce le importa poco, como a cualquier político, más vale, pero casi nadie lo deja claro. Por que casi nadie necesita dejarlo claro.
Massa puso una militante del Partido Clarín para ahorrar guita en la campaña (no sólo por el Grupo Clarín y su cobertura, principalmente, porque se tira en contra violentamente al Centro de Estudiantes del Conurbano, La Cámpora, les cumple sus tontas profecías y deja que lo sigan narrando: hasta ahora le salió bien al ex jefe de gabinete que autorizó el programa 678 ) y amagó con poner a Fabián Gianola, que finalmente va como marginal en la lista, para sorprender con farándula y despolitizar, o sea, captar la base más fans de Cristina (o qué otra cosa era Nacha Guevara con Kirchner o Cristina con Jorge Rial o debatiendo sobre su patrimonio con Darín o la novela negra de Leo Fariña) y le agregó a Darío Giustozzi, el mezcla de Gudi Alen con Pibe Bazzoka que les amagó hasta el final ir a la interna del FPV, Fueros Para Vudú, y fue el intendente más votado.
A la par que dormía a Scioli, haciéndole ese favor algo suicida al kirchnerismo del Centro de Estudiantes del Conurbano, sumó de todos lados un pastiche con sesgo a derecha, el bueno de Massa. ¿Le alcanzará para ganar?
Falta para saberlo.
Mi impresión, ahora, es que no. No hay que subestimar las posibilidades del kirchnrismo si hace política, aunque sus fuerzas están raleadas, la potencia cultural que supo tener, la experiencia y la vocación, como quedó claro con Scioli, el principal kirchnerista que no pertenece sanguíneamente, la vocación de que son ellos o nadie, no es poca cosa.
Y, exceptuando el aumento de los derivados de la harina cuando Cristina decidió bajar las retenciones al trigo, un poco de control, como efectivamente hubo, sobre la inflación, los aumentos reales en salarios y planes sociales y jubilatorios, el control del dólar blue y así, desplazó de escena a Lavagna, por ejemplo. Desplazó a Cavallo de De La Sota al menos taquillero Rodríguez Saá y enterró, junto con otras variables más vale que incidieron,. la candidatura idiota de Melconian. No es poca cosa.
La economía tendrá incentivos para crecer. Políticamente es esperable que así suceda. Nuestra dependencia con China, EEUU y Brasil puede esperar unos meses de impasse, por que comprenden qué está en juego y por que mucho no les importa.
Massa fue vital para la conformación de las listas del FPV. Los Fueros quedarán para los intendentes en vez del Centro de Estudiantes. A ambas listas, el drenaje de los trabajadores organizados, los realmente existentes, irá, en buena medida, a la boleta de De Narváez que acordó con Moyano. Algo, además, a las huestes de la CTA.
Sin embargo, a Massa, creo, no le alcanza para ganar la elección (en casi todo lo otro ya va ganando). Le falta una pata kirchnerista. Él mismo, por su estrategia de instalación -que resultó correcta- no puede ocupar, simultáneamente, las carencias de la oposición y las del kirchnerismo. Quedó como opositor, lo cual es hoy redituable, según su lectura, pero hay demasiada fragmentación en ese campo, el opositor.
La esperanza que le queda es que Kunkel, Depetri y Conti sean mostrados en campaña por el kirchnerismo, pero es poco probable. Aunque integran la lista y en lugares importantes.