domingo, marzo 25, 2012

Explicando a Van Der Kooy


Ya piensan en un anticipo electoral

POR EDUARDO VAN DER KOOY

Las parlamentarias deberían ser en octubre del 2013. Pero la rápida complicación económica activó los sensores del Gobierno. ¿Cómo llegar a esa fecha sin gran daño?. Este año sería capeado con dinero del Central. Pero hay políticas que son un agujero negro, como la energética.

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COPYRIGHT CLARÍN 2012 - 25/03/12
Los malos síntomas (metáfora) económicos empiezan a levantar (continúa misma metáfora) un cerco imaginario (nueva metáfora) en torno a Cristina Fernández. Su gobierno enfrenta la nueva realidad (fin de las anteriores metáforas) con escaso orden y algunos gestos de desesperación (anticipo). ¿No lo son, acaso, la tensión constante y el ida y vuelta con Repsol-YPF? ¿No lo es también el modo en que pretende desprenderse de los costos que le insumen en la Ciudad el mantenimiento de subtes y colectivos? ¿En qué quedó la política de recorte de subsidios (conteste, lector)? ¿Concluyó ante la primera evidencia de mal humor social?¿Continuarán para una mayoría las tarifas subsidiadas? (pide al lector datos) Existen síntomas (vuelve primer metáfora) más profundos de que el modelo económico cruje (nueva metáfora, ahora biscochuelada) y las respuestas oficiales se demoran (no entendí). Sólo dos provincias, sobre 24, mantienen en equilibrio sus cuentas fiscales. Aquella ilusión del superávit (que duró apenas 8 años) nacida en el 2003 ha muerto. Daniel Scioli debió emitir en Buenos Aires un bono de $ 500 millones para un pago atrasado a proveedores del Estado (refinanciación de deudas, ajá). La coparticipación bonaerense se redujo por orden de la Presidenta (error, es una ley). Los intendentes sufren el apremio, al punto de que no menos de tres municipios están en el umbral de no poder pagar los sueldos (Misterio).
“La quita representa un mes entero. Es decir, vamos a recibir ayuda equivalente a once meses” , bufó (metáfora ilustrativa) un mandamás del conurbano (metáfora despectiva).
La inseguridad es un tema que convulsiona diariamente a Buenos Aires. También al resto del país. En 2009 Cristina anunció un fondo extraordinario de 400 millones de pesos dentro del Plan de Protección Ciudadana para instalar cámaras de seguridad e incrementar el número de patrulleros en el conurbano. El dinero empezó a llegar recién en 2010. Varios intendentes, urgidos por el delito, decidieron apurar los tiempos y colocaron esas cámaras por su cuenta (y eso que no tenían plata). Los patrulleros incorporados con sistema satelital (¿Cuàntos fueron?) fueron muchísimos menos de los prometidos (horrible, pero ¿cuàntos prometieron y cuàntos llegaron?) . El Gobierno nacional ha dejado de girar esos fondos y el plan está virtualmente paralizado (ah, virtualmente, ok. ¿Y en concreto, o sea, concretamente?).
Cristina, ante enrarecimiento que envuelve su segundo mandato (enrarecimiento que vendrìa a ser qué?) tomó una (una sola) decisión: la modificación de la Carta Orgánica del Banco Central que el Senado convirtió la semana pasada en ley (qué inútil Cristina, qué mierda tiene que ver eso! TENÍA QUE TOMAR UNA SOLA DECISIÓN: desenrarecer). Ese cambio no sólo permitirá al Gobierno salvar obstáculos para hacer uso de las reservas. También le permitirá recibir del BCRA adelantos transitorios para financiar al Tesoro por $ 45.000 millones (pará ¿y no van a comprar patrulleros satelitales? Turros!).
Un monto capaz de ayudarle a taponar los innumerables (3 municipios misteriosos, sobre 144 bien reales) agujeros contables que exhibe el Gobierno.
A la par, un rancio grupo (metáfora) de funcionarios K –entre ellos tres legisladores (sin nombres) – comenzó a compaginar el nuevo escenario económico con el calendario electoral del año próximo (negritas al pedo), cuando se realizará la renovación parlamentaria. ¿Podrá ordenar el Gobierno la situación actual (la de los tres municipios misteriosos?)? ¿Qué ocurrirá con las paritarias y la inflación? ¿Crecerá, como insinúa, el conflicto social (con los 3 municipios?)? ¿Mejorará la brújula de un mundo que deambula? (¿Tendrá sentido la vida? ¿Existirá dios o algo en el más allá? ¿Saldrá campeón Racing?)No hay ninguna respuesta certera para esas incertidumbres. El kirchnerismo sólo posee la seguridad de haber logrado romper el candado de la caja del Banco Central (sí, pero no para comprar más patrulleros satelitales).
“Podrían ordenar otra vuelta de champagne sobre el Titanic” (recontrametáfora) , ironizó un peronista que supo ser K (quizás uno de los 3 legisladores de uno de los 3 municipios: MISTERIO).
Las elecciones están previstas para octubre del 2013. Una estación tan remota (metáfora que deriva en Alaska), a esta altura (vivo, Alaska está bajo el nivel del mar), como Alaska. Sobre todo, si el deterioro de la economía (ya es deterioro lo que tres párrafos antes era síntoma: seguro que tres párrafos después, muere) continuara. El kirchnerismo ya sacó del cajón (metáfora) una fórmula que utilizó en otra mala hora (metáfora)el adelantamiento electoral.
Con el pleito del campo irresuelto y el hervor de la crisis financiera internacional, los Kirchner resolvieron en el 2009 correr las legislativas de octubre al 28 de junio. Fue uno de los tantos artilugios que le sirvieron poco: fueron derrotados igual. Pero la caída, tal vez, pudo haber sido peor si la votación se realizaba en la fecha original.
El kirchnerismo enfrentaría (uso del potencial) ahora, sin embargo, un límite que antes no tenía: las internas abiertas y simultáneas. Ese mecanismo fue urdido para apuntalar (fin del uso del potencial) la débil candidatura de Néstor Kirchner. Pero su muerte repentina – y otra suma de factores– las terminaron convirtiendo en el trampolín (metáfora) de Cristina y la tumba (metáfora) de la oposición. Esas internas podrían obligar a un anticipo electoral exagerado (abril o mayo). También, por qué no (sí, por qué no, total, al sexo párrafo cualquiera se entusiasma), a su aplazamiento “por única vez”. 
Siempre la “unica vez” se transforma en hábito de la política argentina (cierto, fijate lo de los patrulleros satelitales, les prometieron màs y les mandaron por única vez).
La reiteración de la maniobra podría no ser una buena señal del Gobierno con la sociedad. Más inconveniente resultaría la elección en medio de una tormenta económica (puta madre, de síntoma a enfermedad y ahora se hizo tormenta, carajo que muta!). El kirchnerismo cuenta con un dato a favor y otro en contra (pará, ¿es lo de los patrulleros el contra o alguno de todos los otros que nombraste?). Le tocará renovar la Cámara de Diputados sobre la base del escuálido 33% que cosechó en el 2009 a nivel nacional.
Sólo un imponderable –que los hay– le haría mermar la cómoda mayoría de diputados . Aunque pondría en juego también el significado del 54% con que arrasó Cristina en octubre. Una caída brusca de ese porcentaje sería interpretado (por vos), sin remedio (no importa, si total la enfermedad ya se hizo tormenta, ahora en vez de remedios necesitamos paraguas), como una derrota política. Y ensombrecería (uso del potencial) la pretensión de continuidad del kirchnerismo en el poder.
Otro hándicap para el Gobierno pareciera ser (sigue el potencial) en esta época la oposición. Ese conglomerado asoma más apático, confundido y desmembrado que en el 2009.
¿Cómo haría para que el Gobierno no pudiera modificar el calendario electoral e, incluso, suprimir las internas? La oscura radiografía (metáfora, pero continúa el potencial) opositora se observa cada semana en el Congreso.
Sería imposible reclamarle una resistencia política que los votos no le permiten. Pero parece haber además un enorme vacío de liderazgos y argumentos . En Diputados, se oyó algún pataleo (potencial del potencial) cuando se discutió la reforma a la Carta Orgánica del Central por un cambio del articulo 20 –que permite mayores adelantos al Tesoro– que Mercedes Marcó del Pont, su titular, había negado con énfasis. En el Senado, ningún opositor se ocupó de subrayar esa contradicción.
Cuando se votó el traspaso de los subtes y colectivos a la Ciudad, los opositores criticaron casi más a Mauricio Macri que el propio kirchnerismo (duro Van, duro: una semana sin postre).
Es cierto también (fin del potencial) que el jefe porteño hizo lo que nunca debió hacer : aceptar el traspaso con la firma de un convenio –y la modificación tarifaria– que el kirchnerismo terminó utilizando de emboscada.
Llamó la atención, pese a todo, el ensañamiento radical con Macri. El jefe porteño debiera tomar nota para no desbordar con fantasías su proyecto del 2015. La UCR sigue encapsulada en riñas internas que encarnan el ex candidato Ricardo Alfonsín y el jefe partidario Mario Barletta. El ex intendente de Santa Fe hace ciertas cosas incomprensibles. Proclamó que no hay en el país otra alternativa que el kirchnerismo (qué hijo de puta, no me digas que quiere respetar el resultado electoral! foooorrro). No sería una novedad (¿entonces). Pero su papel no es el de periodista (independiente o Barletta sería militante?). Embistió contra Leandro Despouy, el auditor general de la Nación, al parecer por una antigua cuita (claro, típico de periodistas): una auditoría hecha en la Universidad del Litoral cuando Barletta era su rector (tremendo! tomar a la Auditoría General y la Universidad como instituciones, vaaaaamos, son radicales, las manejan por cuitas personales!). Despouy se convirtió en intocable luego de que se conocieron sus informes sobre el deterioro del sistema ferroviario, tras la tragedia en Once.
El kirchnerismo también supo amordazar a la oposición de cara al drama. Impuso la idea de que no debe hacerse uso político de un accidente que produjo 51 víctimas. Está muy bien (¿Y entonces cuál es la mordaza y la imposición?). Pero con esa norma de facto (mierda, ya no es mordaza ni imposición sino NORMA DE FACTO, upalalá!) pretendería (ah, no, mutó de mordaza a imposición y mutó luego a Normal De Facto pero finalmente, por suerte, es potencial, o sea, quizás ni exista) esconder su responsabilidad por el pésimo transporte y la corrupción que sobrevuela los subsidios. El lastre de los muertos, como se vio en el primer mes de la tragedia, difícilmente se extravíe de la memoria popular.
La oposición tampoco se hace notar ante una política energética del Gobierno fuera de control. Cristina se quejó al asumir por los US$ 9.000 millones que insumió en el 2011 la importación de combustible.
La proyección de estos días indica que el primer semestre cerrará con un gasto en ese rubro de US$ 7.000 millones .
La Presidenta supone que ese problema, amasado ocho años, se podría resolver con alguna decisión política.
Drástica, como le agrada.
Eso explica la embestida contra Repsol-YPF y los mensajes públicos confusos. Tal vez Cristina comprendió que Julio De Vido no es un comunicador ducho. Ordenó dejar el biombo a Juan Manuel Abal Medina. Pero el jefe de Gabinete también falló: negó la nacionalización de la petrolera, pero al otro día no la descartó.
El caso de Repsol-YPF plantea dos dilemas (yo te llevo contando unos 7 u 8 dilemas).
Uno es la relación con España que está en su peor momento . El ministro de Energía e Industria, José María Soria, se fue azorado de la Argentina. Pidió hablar con De Vido pero debió hacerlo también con Axel Kicillof, el vice de Economía (como para no azorarse, toda la prensa argentina dice que Axel maneja el timón y al pobre ministro español lo mandan a hablar con el que decide. Seguro que si Axel va a España a negociar YPF no quiere hablar con el Rey sino con Joaquín Sabina). Eso habla de los vaivenes en el poder. Visitó a Héctor Timerman y recibió una filípica: “No me venga con los problemas de las empresas. Yo odio a las empresas y a los empresarios” , lo despachó (posta, seguro que redijo eso:¿No es pelado, acaso? Los pelados son bravos). Según evolucione el tema Repsol-YPF, el jefe de gobierno español Mariano Rajoy podría considerar caducado el acuerdo de asociación recíproca que en el 2006 Kirchner firmó con José Luis Rodríguez Zapatero. España tiene demasiados problemas como para seguir contemplando a la Argentina. La contempló, como ninguna otra nación, en la crisis del 2001 (gracias, no sabía que eso había sido así: de todos modos, qué soretes estos argentinos, capaces de quejarse porque Rajoy quiere caducar unilateralmente un acuerdo. Les vamos a tirar con la imposición que se hace mordaza y muta después a norma de facto, si nos joden, esos españoles que tienen muchos problemas económicos y se niegan a contemplar nuestro síntoma que se hizo enfermedad y después tormenta. Llueve, gallegos putos, llueve y nadie hace nada!).
Cristina pretende más producción petrolera para que no se fuguen tantos dólares (forra). Eso demandaría, ante todo, de cierto sosiego político (sí, generalmente los pozos de petróleo salen a tomar mate si hay sosiego político, sino se quedan en sus madrigueras. Encima hay tormenta).
La inversión suele huir de la incertidumbre (cierto, los grandes inversores no tienen la plata en la timba financiera) . Los gobernadores de provincias petroleras salieron a la caza de yacimientos (mirá si serán pelotudos, salir de caza cuando el pozo petrolero está ahí, no se va a mover), el Gobierno interfiere en la conducción empresaria y la petrolera resolvió judicializar el conflicto, incluso a nivel internacional (oh!).
En esa discordancia entre la necesidad y los hechos radica el otro dilema (Chan!).
Pero Cristina supone que lo puede todo:hasta ser la excepción a la fuerza de gravedad (si fuera así, la tormenta llovería para arriba y no mojaría los parabrisas de los patrulleros satelitales).

4 comentarios:

  1. Gracias , ahora me quedó mas claro. Antes pensaba que era un hijo de puta nada más (?)

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  2. Gracias , ahora me quedó mas claro. Antes pensaba que era un hijo de puta nada más (?)

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  3. Brillante! Cuando lo lei sin la explicacion me dio bronca, ahora mucha alegria

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  4. ¡Muy bueno!, es alucinógeno, casi como ver Donnie Darko (pero en versión director´s cut), deberías hablar con Edu para armar un dúo periodístico, eso si que sería un flor de show

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